COMPROMETIDAS CON EL ACOGIMIENTO FAMILIAR
Paz Albiñana. Emafi Coop.V. Vocalía Acogimiento Familiar.
El Acogimiento Familiar tiene como finalidad proporcionar desde un entorno familiar la seguridad y el afecto necesario para promover y potenciar el desarrollo de los niños, niñas y/o adolescentes, que por diversas circunstancias no están con sus progenitores, contribuyendo así a la construcción de una identidad sana.
El compromiso social con el acogimiento familiar tiene en nuestra comunidad una larga trayectoria que comienza antes de 1985 desde el asociacionismo, y que fue refrendado en la Orden de 20 de marzo de 1986 por la que se estableció el recurso de Familias Educadoras.
El acogimiento familiar proporciona la base fundamental para permitir un crecimiento adecuado y lograr la fortaleza necesaria para un buen funcionamiento vital, ya que facilita seguridad y confianza en base a cuatro componentes que se producen, la mayoría de las veces, de forma simultánea: interacciones de aprendizaje, establecimiento de límites y orden, tiempo para la diversión y el ocio compartido, así como amor incondicional y sentimiento de pertenencia (Collins, 2003).
A lo largo de estos años, mucha ha sido la evolución de la sociedad y con ella la del recurso del acogimiento familiar, como el reconocimiento al mismo nivel de la labor de las familias extensas acogedoras. A pesar de ello, gran parte de la sociedad sigue desconociendo qué significa e implica el acogimiento familiar, lo que tampoco permite que se ofrezca un apoyo social efectivo, comprensivo y no obstaculizador, sobre todo muy necesario en los ámbitos de justicia, sanidad y educativo, ni que más familias abran sus hogares. Todavía queda mucho camino.
Uno de los aspectos que consideramos esencial para avanzar en éxito de los acogimientos familiares, en base a sus objetivos, es la formación, tanto de los profesionales, desde los más involucrados en el recurso como de otros ámbitos relacionados, como de las familias. Esto ya fue remarcado en la Orden de 1986 como una de las partes fundamentales para su buen funcionamiento.
A través de los años, se ha puesto de manifiesto la complejidad que supone que una familia brinde su espacio más íntimo de relaciones a una persona menor de edad que viene con un bagaje de experiencias muy diferentes. Comprender exhaustivamente los procesos evolutivos y emocionales que estos niños y niñas atraviesan ante las adversidades y/o rupturas en sus relaciones tempranas es esencial para poderles proporcionar los recursos necesarios para paliar los daños y potenciar sus capacidades.
La familia acogedora se convierte, por tanto, en un instrumento terapéutico, a través del establecimiento de actitudes y comportamientos sensibles. Es por ello, que el afecto, primer aspecto imprescindible, no es suficiente en muchos de los casos para lograr la integración y un desarrollo adecuado. La dinámica del acogimiento requiere una adaptación constante y la gestión de retos para los cuáles no se tiene referencia.
Las entidades que llevamos el seguimiento de los acogimientos tenemos el cometido de ofrecer orientación, apoyo y formación continua a las familias, pero también a la vez, seguir formándonos como profesionales. En los últimos años, con los avances en las neurociencias se tiene un mayor nivel de conocimiento de la importancia del establecimiento de las relaciones tempranas de apego, cómo afectan cuando no se producen adecuadamente y qué factores favorecen la reparación de los daños sufridos.
En este sentido, actualmente se está haciendo un gran esfuerzo a través de la realización de una formación específica para todos los profesionales del acogimiento a fin de dotarles de las herramientas necesarias para proporcionar un apoyo de calidad y establecer un lenguaje comprensivo que pueda generar entendimiento con el resto de agentes sociales.
Bibliografía:
Collins, C.A. (2003). Professional foster care: a case study. Dissertation Abstracts International vol. 64(2-A) pp.660.