ACOGIMIENTO RESIDENCIAL Y SALUD MENTAL
Elísabeth Córcoles Adán. Socialia Cooperativa Valenciana. Vocalía Centros de Acogida.
La salud mental en las residencias y hogares de acogida del sistema de
protección, es uno de los grandes retos al que se enfrentan los profesionales del sector en la actualidad. Son historias de vida marcadas por entornos familiares violentos, maltrato físico y emocional, padres y madres hostiles, abusadores. Es indiscutible que estas vivencias van a afectar al desarrollo psicológico del niño o niña y del futuro adulto. En esta línea, las investigaciones científicas han evidenciado la importancia del apego durante la infancia como base para el desarrollo emocional en el adulto, en la capacidad de regulación emocional, el desarrollo de sentimientos de pertenencia, en el establecimiento de relaciones afectivas.
Es por ello que, por las experiencias vividas, los niños, niñas y adolescentes de los hogares y residencias presentan en su mayoría un trastorno de apego, pudiendo presentar o acabar desarrollando en un futuro trastornos mentales. Partiendo de la importancia del apego, aunque no podemos cambiar las experiencias tempranas sufridas, desde el contexto residencial se pueden ofrecer experiencias alternativas que ayuden a reparar el daño, a aprender a vincularse, a ofrecer una nueva imagen de sí mismos y de los demás. En este sentido, la figura de los profesionales de los hogares y residencias de acogida es clave. Tienen el gran reto de ofrecer entornos donde los niños, las niñas y adolescentes puedan construir vínculos afectivos estables y de confianza, en un entorno seguro y afectivo. Además, ofrecerles nuevas experiencias de relación, les va a ayudar a superar relaciones negativas y traumáticas de su pasado.
Los profesionales de las residencias, y especialmente la figura del educador, por su cercanía al niño, debe disponer de los conocimientos necesarios para poder desarrollar ese entorno seguro, para aprender a establecer vínculos afectivos seguros con los niños y niñas a su cargo. El educador tiene que conocer las dificultades de gestión emocional de los niños y niñas, el origen de esos problemas y las conductas derivadas de ellos, ya sean a nivel conductual o emocional. Por ello, los educadores como principales encargados del cuidado de los niños, las niñas y adolescentes de los hogares y residencias, para desarrollar con éxito su labor necesitan formación sobre las consecuencias de las vivencias traumáticas y de abandono en la salud emocional del niño y la niña y adolescente, formación sobre los trastornos mentales más frecuentes y sobre su detección y formación para la intervención con niños y niñas que presentan problemas de salud mental. Todo ello junto con la capacidad personal del educador, para la propia gestión emocional y para el establecimiento de vínculos afectivos con los niños, niñas y adolescentes. Es un reto y es una necesidad, la intervención psicológica temprana y la implementación de programas de formación de los profesionales y de intervención que promuevan el desarrollo emocional en los niños son imprescindibles para garantizar su bienestar emocional en el momento presente y en el futuro.